Universitarios resisten en medio de precarios servicios estudiantiles
José Rangel – Equipo Aula Abierta
El déficit de servicios en las universidades de Venezuela se ha convertido en una lamentable realidad que afecta la formación académica de miles de estudiantes. El cierre de comedores universitarios ha dejado a los estudiantes sin acceso a comidas nutritivas y asequibles, la falta de transporte dificulta el acceso de estudiantes a sus clases y el mal estado de las aulas agrava aún más las oportunidades de enseñanza.
Sin embargo, las y los estudiantes de diversas regiones del país participaron en el Parlamento Universitario transmitido por Aula Abierta Radio el pasado 23 de noviembre para invitar a la comunidad estudiantil a continuar en las aulas de clases y recordaron que cada una de estas adversidades han sido “pruebas difíciles” que cada uno de ellos ha superado y el país los reconocerá por su constancia y valentía.
Cierre de comedores universitarios deja a estudiantes sin acceso a comidas nutritivas y asequibles
Para Georlly León, presidente de la Federación de Centros Universitarios (FCU) de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) contó en el Parlamento Universitario que la universidad no cuenta con el servicio de comedor desde el 2019 y las fallas en la infraestructura del recinto permanecen con el pasar de los años. “La universidad no recibió más insumos en cuanto a alimentos, no hay equipos para la elaboración y refrigerio de alimentos, los cuatros cuartos fríos del comedor no están operativos. Es necesario recordar que el Estado tiene responsabilidad con la universidad venezolana”, afirmó León.
Sobre el sistema de transporte en la UNET, León reveló que gracias al trabajo autogestionado del vicerrectorado administrativo, dirección de transporte y la FCU hoy se encuentran operativas 10 unidades de transporte con siete rutas habilitadas: 2 en el municipio San Cristóbal y 5 en municipios aledaños.
La falta de recursos y la escasez de alimentos han llevado al cese de las operaciones de muchos comedores, dejando a miles de estudiantes sin acceso a comidas nutritivas y asequibles. Esta situación también la sienten estudiantes de la Universidad de Oriente (UDO) y la Universidad del Zulia (LUZ) impactando negativamente en su rendimiento académico y bienestar general.
Ana González, estudiante de LUZ, comentó que el comedor de la Universidad del Zulia estuvo cerrado durante 10 años y gracias al trabajo de autoridades universitarias y el Movimiento Estudiantil reabrió sus puertas en octubre de 2023. “Actualmente no contamos con los recursos necesarios, pero estamos apoyando a los estudiantes y hoy le decimos que sí se puede hacer un esfuerzo para continuar formándonos”, agregó González.
Por su parte, César Rojas, estudiante de la Universidad de Margarita, reveló que la Universidad de Oriente no escapa de la crisis nacional. El comedor permanece sin operatividad desde el 2018, existe un déficit de 70 % en pupitres y la deserción de profesores y estudiantes es agravante.
La Universidad de los Andes (ULA) tampoco escapa de la difícil realidad que enfrentan las casas de estudio en el país. Según Gabriel Contreras y Gabriel Guzmán, la comunidad universitaria quedó sin servicio de comedor desde el 2019, las escasas rutas de transporte que aún existen, depende de los días que surten gasoil, mientras que la carencia de docentes especializados impide el curso de materias en diversas carreras.
Entre esfuerzos y esperanzas
A pesar del déficit presupuestario que afectan a las universidades en los últimos años, en Lara, gracias al trabajo del Decanato de Ciencias de Salud de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), funciona un comedor donde más de 100 becados reciben sus almuerzos todos los días y también pueden acceder a rutas de transporte interno para diferentes municipios del estado, informó Zair Escalona, estudiante y presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios por los Derechos Humanos (FEDEHU).
Una realidad un poco distinta es la que existe en las universidades privadas de Venezuela. Para el presidente del Centro de Estudiantes de la Universidad Alejandro Humboldt, Samuel Rojas, las universidades privadas “cuentan con ciertos privilegios” porque cuentan con recursos propios, pero no escapan de la realidad nacional. “La universidad privada no escapa de la realidad, hay infraestructura deteriorada, hay falta de profesores que se dedican a otras labores y la inseguridad también afecta al recinto universitario”, detalla Rojas.
Desde Aula Abierta recordamos que la educación es un pilar fundamental para el desarrollo de cualquier sociedad, y es imperativo que se garantice el acceso equitativo y de calidad a los servicios necesarios para el pleno desarrollo de los estudiantes. Instamos a las autoridades a priorizar la reapertura de comedores universitarios, a garantizar un transporte estudiantil eficiente y seguro, y a invertir en la infraestructura educativa. Solo a través de acciones concretas y comprometidas se podrá brindar a los estudiantes venezolanos las oportunidades que merecen para alcanzar un futuro próspero y contribuir al progreso de nuestro país.