Violencia en espacios universitarios atenta contra el concepto mismo de “universidad”
“Cualquier acto de violencia dentro de los espacios universitarios atenta contra el concepto y la misión misma de la Universidad”, así se refirió el director de Aula Abierta, profesor David Gómez Gamboa, al lamentable episodio de violencia perpetrado en espacios del Rectorado de la Universidad del Zulia el pasado 1 julio 2024 cuando varios estudiantes agredieron a Julio Morales, estudiante de medicina y trabajo social de LUZ.
Aula Abierta lamenta el referido caso de violencia física y verbal entre estudiantes universitarios y recuerda que la Universidad en sí misma es un espacio para la promoción de la libertad académica, el derecho a la educación, y los derechos humanos en general, por lo cual debe ser esencialmente un espacio libre de violencia, tal como lo reafirma el principio I de los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria cuando dispone: “La libertad académica implica el derecho de toda persona a buscar, generar y transmitir conocimientos, a formar parte de las comunidades académicas y a realizar labores autónomas e independientes para llevar a cabo actividades de acceso a la educación, docencia, aprendizaje, enseñanza, investigación, descubrimiento, transformación, debate, búsqueda, difusión de información e ideas de forma libre y sin temor a represalias“.
En distintos videos facilitados por estudiantes universitarios a la organización, se observa a un grupo de jóvenes aglomerados en espacios abiertos del Rectorado de LUZ, en actos de violencia física y verbal muy graves, en los cuales varios de los presentes golpeaban al estudiante Julio Morales, quien en momentos permanecía en el suelo como víctima de la afectación de su integridad física.
Ante la presencia en el hecho de representantes estudiantiles y políticos regionales, desde Aula Abierta se hace un llamado de atención al liderazgo político universitario y regional en relación al rol que deben ejercer para la promoción de la reconstrucción de la universidad conforme a los derechos humanos y los valores propios de una sociedad democrática y plural.
La violencia en la universidad representa la negación al concepto de “ser universitario”
Ante los referidos hechos, Gómez Gamboa, director de Aula Abierta, ratificó que “la violencia en la universidad representa la negación al concepto básico de ‘ser universitario’, lo cual en esencia implica ser una persona que busque tanto el conocimiento científico, la verdad, la discusión de las ideas, y que promueva el pensamiento crítico”. Gómez Gamboa reitera que “pretender a patadas callar al otro, equivale a materializar la barbarie, lo cual no es propio de las y los académicos”.
En efecto, la violencia en espacios universitarios puede manifestarse de diversas formas, tales como agresiones físicas, acoso verbal, intimidación, violencia de género, vandalismo, entre otros. Estas conductas no solamente afectan el bienestar psicológico y físico de los individuos, también socavan el ambiente de aprendizaje y colaboración que es esencial para el desarrollo educativo y científico. Por ende, representa una seria amenaza para la libertad y seguridad de los miembros de la comunidad académica y tiene un impacto negativo en el desarrollo educativo. Por ello, urge atender la vulnerabilidad de la seguridad de los miembros de la comunidad académica, a través de medidas de prevención y respuesta adecuadas por parte de las instituciones universitarias. Es urgente la aprobación de protocolos claros de seguridad, el desarrollo de recursos y acciones para la protección en los espacios universitarios y la sensibilización sobre la importancia de prevenir la violencia, en cualquiera de sus formas y manifestaciones.
¿Lecciones pendientes?
Desde Aula Abierta se observa con mucha preocupación que actos violentos se repliquen dentro de los espacios universitarios. Asimismo, preocupa que las instituciones universitarias se encuentren limitadas en su accionar contra la violencia debido a la ausencia de un presupuesto adecuado para garantizar la vigilancia debida y enfrentar la deserción laboral del personal calificado ante la crisis que arropa a las universidades del país.
El efecto de la violencia dentro de la Universidad es tan dañino que puede disuadir a estudiantes, profesores e investigadores a participar activamente en la vida universitaria, limitando así el intercambio de ideas y el avance del conocimiento. El ambiente hostil puede llevar a la exclusión de ciertos grupos de personas de la vida universitaria, lo que resulta en la pérdida de perspectivas y talento que son fundamentales para la educación y el progreso científico.
Cabe resaltar que los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria, publicado por la Organización de Estados Americanos en 2021; resalta el rol del Estado en la protección frente a los actos de violencia. Según el principio V, “es deber de los Estados prevenir e investigar estos hechos, sancionar a sus autores; proteger a las víctimas y asegurar una reparación adecuada”.
Asimismo, según los Principios del mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, existen tres principios que se deben destacar para la resolución de conflictos, el consentimiento de las partes, la imparcialidad del mediador, y el no uso de la fuerza. Bajo estos principios se exhorta a la juventud universitaria a buscar estrategias de comunicación efectiva para llegar a un acuerdo y resolver pacíficamente las dificultades que les aquejan.
Implementación de Políticas y Protocolos de Prevención de la Violencia, Sanción a posibles responsables y Atención a Víctimas dentro de la Universidad
Para abordar eficazmente la violencia en espacios universitarios y proteger la seguridad de los miembros de la comunidad académica, es crucial que las instituciones universitarias implementen políticas de prevención de la violencia, sanción a las o los responsables y atención/apoyo adecuado a las víctimas. Entre las medidas que se pueden tomar se encuentran: establecer protocolos de seguridad y procedimientos de denuncia claros y accesibles, impartir formación en prevención de violencia y sensibilización sobre sus consecuencias, fomentar una cultura de respeto, inclusión y colaboración en el campus universitario. También, facilitar el apoyo psicológico a las partes.
Aunado a esto, se recomienda promover la participación activa de toda la comunidad académica en la prevención de la violencia, como una medida de conexión entre las partes afectadas, con el objetivo de mejorar el trato y la comunicación.
Es fundamental que las instituciones universitarias tomen medidas concretas y proactivas para prevenir y abordar este problema, garantizando así un entorno seguro y propicio para el aprendizaje, la investigación y la innovación.