Universitarios en una encrucijada: la difícil decisión entre vocación y sobrevivencia
Documental: ¿Vale la pena ir a la universidad en Venezuela?
En el quinto episodio de Coordenados de Hearts on Venezuela, la profesora de la Universidad del Zulia (LUZ) y directiva de Aula Abierta, Karla Velazco Silva, narra el precario estado de las universidades en Venezuela, una difícil situación marcada por la falta de recursos y asfixia presupuestaria que ha obligado a miles de profesores y estudiantes a abandonar las aulas de las clases en busca de oportunidades laborales dentro y fuera del país, resultado de la política de violación a los derechos universitarios por parte del Estado venezolano.
Una de las situaciones más alarmantes es la de juventud universitaria que se encuentra en una encrucijada entre quedarse o irse del país. “En Venezuela persiste una crisis humanitaria compleja desde el 2015, no hay democracia, no hay Estado de derecho, el sueldo mínimo es de solo 130 bolívares, factores que obligan a las y los jóvenes a decidir o me quedo en mi patria o pertenezco a la cifra de 7,71 millones de venezolanos (según Acnur), que han salido al extranjero en busca de nuevas oportunidades”, cuenta Velazco Silva.
Sobre la deserción universitaria, Velazco Siva asegura que, aunque no existen cifras oficiales, para el 2019 la deserción de jóvenes universitarios oscilaba entre 40 a 50%, cifra que para 2023 pudo ser mayor.
El estado venezolano viola los derechos universitarios
Los ataques a la libertad académica en las universidades venezolanas es otro factor común que amenaza la calidad educativa. Se reportan casos de censura, intimidación y persecución contra profesores y estudiantes que expresan opiniones críticas hacia el gobierno o que defienden la autonomía universitaria.
“Existe una política del Estado venezolano contra las universidades y los universitarios. La violación al derecho a la libertad académica por el adoctrinamiento, desde el al 2000 existe un sistema paralelo de universidades donde el Estado pretende adoctrinar el socialismo dentro de las casas de estudio, lo que va en contra de la universalidad que deben tener las universidades”, subraya.
Asimismo, otra de las problemáticas más destacadas en el documental es la precaria situación salarial de los profesores universitarios. Los bajos salarios dificultan la retención de talento académico y afectan directamente la calidad de la enseñanza. Esto ha provocado una fuga de cerebros, donde muchos profesionales altamente capacitados se ven obligados a buscar oportunidades en el extranjero.
“El profesor titular (de máxima categoría) gana 18 dólares y el instructor que va iniciado menos de 11 dólares por lo tanto estamos recibiendo un salario de extrema pobreza”, agrega la profesora universitaria en el documental presentado para el 25 de noviembre de 2023.
Es necesario invertir en la infraestructura de las universidades, proporcionando espacios adecuados y recursos necesarios para el aprendizaje. La falta de condiciones infraestructurales adecuadas afecta negativamente la experiencia educativa de los estudiantes y obstaculiza el desarrollo de la investigación y la innovación.
Estreno del documental
El quinto episodio de Coordenados sobre ¿Vale la pena ir a la universidad en Venezuela? Fue estrenado el 25 de noviembre de 2023 durante la octava Feria de Derechos Humanos del estado Zulia, en la ciudad de Maracaibo. Gracias a un arduo trabajo de investigación y documentación por parte del equipo de Hearts on Venezuela y Paola Vale, el público asistente profundizó la crítica situación que enfrenta la Universidad del Zulia (LUZ) así como las diferentes casas de estudio del país.
La profesora Karla Velazco Silva agradeció a estudiantes, la comunidad universitaria y todo el equipo de Hearts on Venezuela por todo el apoyo durante este trabajo de investigación que expone la realidad universitaria y rindió homenaje a la cantautora Mercedes Sosa citando una de sus letras “Me gustan los estudiantes”: “Los estudiantes son como la levadura del pan, que saldrá del horno, para la boca del pobre que come con amargura. Vivan los estudiantes jardín de nuestra alegría, son aves que no se asustan, no les asustan las balas, sigamos defendiendo de pie nuestras universidades donde se genera el nuevo conocimiento para el desarrollo de nuestra sociedad”.
Recordó que juntos, sociedad civil, académicos y gobierno, debemos trabajar en conjunto para construir un entorno educativo inclusivo, respetuoso y de calidad. Solo a través de la protección de la libertad académica y la mejora de las condiciones de trabajo e infraestructura podremos lograr una educación superior sólida y un futuro prometedor para las generaciones venideras.