Aula Abierta: 114 bibliotecas universitarias están inoperativas
El Estado venezolano, en los últimos años, no ha garantizado el derecho al acceso a la educación de calidad y a la libertad de información, a través de diversas acciones u omisiones que repercuten negativamente en la prestación de servicios por parte de las bibliotecas universitarias del país.
De acuerdo al informe de Aula Abierta situación de las bibliotecas en las universidades públicas venezolanas (2018-2022), 114 bibliotecas pertenecientes a la Universidad de Los Andes (ULA), la Universidad Central de Venezuela (UCV), la Universidad de Oriente (UDO) y a la Universidad del Zulia (LUZ), no están cumpliendo sus funciones, lo que se traduce en el 87,4% de inoperatividad.
Con la llegada de la pandemia por Covid-19, los problemas de operatividad de las bibliotecas universitarias se agravó y, actualmente, no existe accesibilidad integral a los contenidos por parte de los usuarios. Lo mismo sucede con el ingreso de forma remota u online en la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA), la UDO y LUZ.
Asfixia presupuestaria entre las causas del colapso
En los últimos cinco años, los efectos de la asfixia presupuestaria, aunado a los factores inherentes a la situación política, económica y social del país han impactado negativamente el cumplimiento del Plan Operativo Anual (POA) de los Servicios Bibliotecarios de la ULA (SERBIULA).
A partir de 2009, debido a la imposibilidad de acceso a las divisas, no fue posible garantizar la continuidad de las colecciones de las revistas científicas y de las bases de datos, pese a que son las principales fuentes de información para el apoyo a la investigación y a la docencia.
En paralelo, la asignación presupuestaria destinada a los servicios bibliotecarios de la Universidad de Los Andes fue disminuyendo progresivamente hasta encontrar su punto de colapso en el año 2015.
En la UCV, la rectora Cecilia García Arocha, señaló que finalizaron el año con niveles negativos, por no recibir los fondos correspondientes a los años de 2020 y 2021, a la vez que advirtió que, para el año 2022, solo se aprobó el 1,32% de lo solicitado, por lo que no hay un mantenimiento adecuado de las colecciones, una planificación estratégica o compra de textos actualizados.
Este panorama se repite en LUZ donde desde el año 2020 no se asigna el presupuesto aprobado para los servicios bibliotecarios, lo que agrava la precariedad actual de las bibliotecas, tomando en cuenta que, para el año anterior, hubo una deuda mayor al 99% con respecto a lo solicitado por la institución.
“El dinero que obtienen actualmente las universidades públicas venezolanas no alcanza para que existan bibliotecas. Las que puedan estar funcionando será con una gran precariedad”, lamentó Roberto López, docente de Antropología de LUZ.
Por su parte, en los últimos 4 años, la UDO contó con una suma cada vez menor para el funcionamiento de sus bibliotecas. Durante el año 2021, la universidad solo obtuvo el 23% del cálculo asignado por la OPSU, lo que equivale a un déficit presupuestario del 77%, según declaraciones de la rectora Milena Bravo.
Inoperatividad de las bibliotecas
En la ULA, 20 bibliotecas están medianamente operativas, entre ellas seis de ciencia y tecnología, ocho de ciencias sociales y seis de ciencias de la salud.
Las bibliotecas de SERBIULA cerraron sus puertas durante la pandemia por la COVID-19, funcionaron únicamente mediante consultas electrónicas de material digitalizado. Reiniciaron actividades presenciales en marzo del 2021, con atención a usuarios tres días a la semana.
La Biblioteca Integrada de Arquitectura, Ciencias e Ingeniería (BIACI) pasó el 2020 y 2021 sin servicio de internet debido al robo de cable de fibra óptica y problemas de electricidad, mientras que la biblioteca del Núcleo Alberto Adriani (El Vigía) fue cerrada por la invasión en la Hacienda Judibana y por falta de personal.
En LUZ, Aula Abierta documentó que de las 14 bibliotecas ubicadas en las facultades de Humanidades y Educación (2), Ingeniería (6) y Ciencias Jurídicas y Políticas (6), al menos, 12 de ellas se encuentran totalmente inoperativas, lo cual representa el 85,71% de las bibliotecas estudiadas.
La UDO, compuesta por cinco núcleos situados en la región oriental, se evaluaron las condiciones de 23 bibliotecas, de las cuales al menos 16 se encuentran totalmente fuera de servicio, esto representa el 69,5% de inoperatividad de las bibliotecas identificadas en esa universidad.
En la Universidad Central de Venezuela se evaluó la situación de 86 bibliotecas, comprobándose un alto grado de inoperatividad en todas ellas.
Las deficiencias en la operatividad de las bibliotecas universitarias responden a la falta de mantenimiento de los espacios, los hechos vandálicos, el deterioro de equipos, la falta de personal suficiente para la atención de los usuarios, entre otros factores que limitan la prestación de los servicios, impidiendo la obtención del material didáctico necesario para impartir las cátedras y dar curso a la investigación científica.
Falta de equipos electrónicos, obras y mobiliarios
La no actualización de mobiliarios y obras en 110 bibliotecas universitarias del país, a causa de que no hay una partida presupuestaria destinada a la adquisición de esto, obliga a las casas de estudios superiores a acudir a otras alternativas para la actualización de contenidos, tales como donaciones y alianzas con entidades públicas o privadas.
Desde el año 2016 hasta el 2021, en la ULA no se adquieren equipos, ni de componentes, aunado al hecho de que varias de las bibliotecas han sido objeto de diversos incidentes de inseguridad, sin la posibilidad de reposición.
Esto mismo ocurre en la UCV donde los equipos electrónicos son inexistentes; mientras que en LUZ desde el 2019 no existen espacios donde los profesores puedan utilizar equipos de computación y navegar en internet porque fueron hurtados o están obsoletos. Por su parte, en la UCLA las computadoras dejaron de funcionar y no fueron repuestas, y en la UDO no hay internet ni equipos tecnológicos.
Falta de mantenimiento de las infraestructuras
La asfixia presupuestaria también tiene consecuencias estructurales que derivan en la falta de mantenimiento de las estanterías y la proliferación de polillas, porque no se aplican tratamientos químicos especializados para evitar que los insectos se coman la madera y los textos.
Filtraciones en techos, paredes y suelos por la falta de impermeabilización; humedad, proliferación de bacterias y hongos en el material bibliográfico; robo de equipo de computación y falta de vigilancia demuestran el deplorable estado de muchas de las bibliotecas del país por el abandono de sus infraestructuras.
La situación de inoperatividad de las bibliotecas universitarias comportan violaciones al artículo 13 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), el artículo 13 del Protocolo de San Salvador, la Observación General N° 13 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la Organización de las Naciones Unidas y los Principios Interamericanos sobre Libertad Académica y Autonomía Universitaria de la CIDH.