Crisis eléctrica apaga las universidades venezolanas durante el 2019
Servicio eléctrico inestable: Principal causa de constantes suspensiones de clases universitarias.
En Venezuela los apagones eléctricos son cada vez más frecuentes, el colapso del Sistema Eléctrico Nacional se ha venido agudizando desde hace años y este 2019 ha llegado a un estado sumamente crítico, en el que las interrupciones del servicio eléctrico ya forman parte de la rutina diaria de muchos venezolanos.
La dramática crisis eléctrica que vive el país marcada por apagones nacionales y locales ha afectado todos los sectores que hacen vida en el país, entre esos se destaca el sector universitario. Suspensiones de actividades, horarios de contingencia, dictado de clases y presentación de evaluativos en condiciones precarias y en espacios inapropiados, estudiantes y profesores agotados física y mentalmente, forman parte de las realidades de las máximas casas de estudio del país.
El pasado lunes 22 de julio, ocurrió una falla en el servicio eléctrico nacional que afectó a los 23 estados del país y al Distrito Capital, ocasionando graves consecuencias en el desenvolvimiento de las actividades académicas de las universidades. Este apagón significó una falla más en el servició eléctrico nacional, el cual se encuentra en estado crítico desde inicios del mes de marzo.
21 días de clases suspendidos desde el primer apagón nacional
El 7 de marzo ocurrió el primer apagón nacional que se prolongó durante 5 días, el cual dio inicio a la suspensión de actividades académicas en las universidades nacionales. Nuevamente, el 25 y 29 de marzo, así como el 9 de abril sucedieron otras 3 interrupciones del servicio eléctrico, la primera y segunda en 16 estados y la tercera en todo el territorio venezolano, situaciones que ocasionaron la pérdida de 21 días de clases para la comunidad universitaria, las cuales fueron reprogramadas entre el 14 y 18 de abril en las distintas instituciones. Posteriormente, la problemática se repitió el 18 de junio y al siguiente mes entre el 14 y 15 de julio.
Universidades luchando por mantenerse en medio de la crisis eléctrica
Actualmente, la academia se ha visto afectada por la emergencia humanitaria compleja que enfrenta Venezuela, acompañada de una asfixia presupuestaria que el Estado ha implementado contra las universidades autónomas del país, traduciéndose en un colapso generalizado: imposibilidad de mantenimiento e inversión, deterioro en la infraestructura, y fallas en la prestación de servicios públicos, principalmente el servicio eléctrico.
La Universidad del Zulia (LUZ), ubicada en uno de los estados más afectados por el colapso del Sistema Eléctrico Nacional. En los meses de marzo y abril de 2019 fueron 21 días en total de suspensión de actividades académicas que acumuló la máxima casa de estudios zuliana.
Como consecuencia de la crisis eléctrica, en algunas facultades de LUZ, como la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas (FCJP) se aplicaron horarios provisionales, en los cuales se reducía la duración de las clases presenciales, lo que exigió que los contenidos que se impartían en dos horas y media de clases se impartieran en solo una hora y media. De la misma manera ocurrió en la Facultad de Humanidades y Educación (FHE), al haber sido reducida una hora de clase en algunas materias, así como también se eliminó en su totalidad las materias que se cursaban después de las tres de la tarde.
Por su parte, críticamente se encuentran: la Facultad de Ingeniería (FING) con más de dos meses sin servicio eléctrico, la Facultad Experimental de Ciencias (FEC) tiene seis meses sin electricidad y la Facultad de Arquitectura y Diseño (FAD) desde el primer apagón general no se ha estabilizado el voltaje 220 y presenta constantes fluctuaciones eléctricas.
El coordinador de la escuela de Derecho del movimiento estudiantil Justicia Universitaria 7, Luis González, denunció para Aula Abierta “la catastrófica” situación que se vive en el estado. Corroboró que entre las facultades más afectadas también se encuentran la Facultad de Medicina, la Facultad de Ingeniería y la Experimental de Ciencias.
“En escuelas como derecho y medicina se puede evidenciar a los profesores impartir clases a la intemperie, debido al calor… como estudiantes nos vemos seriamente afectados, llegamos de nuestras casas luego de pasar 6 a 9 horas sin electricidad y llegamos a la universidad para tampoco contar con electricidad” relató González. Igualmente acotó, en consecuencia, a esto, el problema administrativo que tiene la universidad en la carga de la data de notas. Dilema que también padece la Universidad de Oriente (UDO).
En este sentido, los estudiantes han tenido que ver clases y presentar exámenes en pasillos, plazas, áreas verdes e inclusive en espacios fuera de la ciudad universitaria, puesto que el calor en las aulas es insoportable.
Del mismo modo, la falta de electricidad ha ocasionado que el Servidor de LUZ no funcione, por lo que no se puede acceder a las páginas web de la universidad y esto ha ocasionado que no se puedan cargar las notas en el servidor y que las inscripciones se tengan que hacer de forma manual, lo que implica un retroceso y una inconveniencia adicional para los estudiantes y el personal administrativo.
Además de la interrupción del suministro eléctrico en las universidades, se le suma el agotamiento físico y mental de los profesores, estudiantes, personal administrativo y obrero, ocasionado por no contar con las condiciones que garanticen un proceso educativo de calidad.
Zulia: El Estado más crítico del país
Además de los apagones nacionales, en algunos estados los ciudadanos se encuentran sometidos a cortes eléctricos programados que exceden lo previsto en el Plan de Administración de Cargas (PAC). En el Zulia, hay sectores que reciben los llamados racionamientos “6 por 6”, donde reparten en el día 6 horas con servicio y seis sin él; y así sucesivamente, día tras día. No obstante, ciudadanos denuncian extensiones en el periodo de tiempo establecido para los racionamientos, alargándose desde 8 hasta 12 horas seguidas. El Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) registró que los cortes eléctricos fueron más frecuentes durante el día, lo cual afectó el desempeño laboral y la regularidad de las actividades académicas.
“San Cristóbal, Maracaibo y Barquisimeto son las ciudades en donde se tiene una mayor percepción de que la aplicación del racionamiento no es ajustada ya que 74%, 68% y 57% de los habitantes de dichos centros urbanos respectivamente reportan experimentar mayor número de horas sin suministro eléctrico que el indicado para cada localidad de acuerdo con el plan establecido’’, reportó el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP)
Según el OVSP en su estudio de los meses de mayo y junio de este año, en San Cristóbal, Maracaibo y Barquisimeto, el 93%, 89% y 81% de sus habitantes respectivamente indicaron tener apagones todos los días, en Barcelona y Valencia la proporción de ocurrencia de apagones es de 52% y 53% respectivamente; por otro lado, en Ciudad Bolívar y Caracas se registraron menos interrupciones del servicio eléctrico con una marcada diferencia de 27% y 8% cada una.
Desde hace más de una década en el Zulia se han experimentado apagones, estado en el cual las temperaturas llegan a superar los 40 grados, pero este último año la situación se ha agravado de una manera desproporcionada, dramática y excesiva.
Antes de que ocurrieran los apagones nacionales, en el Zulia ya eran frecuentes las fluctuaciones de voltaje de 110 y 220, los ‘‘bajones’’ y apagones eléctricos; del mismo modo, ya se aplicaba un plan de racionamiento del servicio eléctrico y en ocasiones zonas de Maracaibo y la Costa Oriental (COL) quedaban a oscuras por días.
Tras el primer apagón nacional del 7 de marzo, Aula Abierta inició una investigación de las horas sin servicio eléctrico que experimentaron los ciudadanos de zonas específicas de la ciudad de Maracaibo, Estado Zulia; tales como en la parroquia Coquivacoa y Juana de Ávila.
Respecto a la investigación realizada, Aula Abierta pudo observar que durante el mes de abril de 2019 la Parroquia Coquivacoa estuvo 526 horas sin servicio eléctrico de las 720 horas en total que tuvo el mes de abril. Además, no contó con servicio eléctrico durante 2 días continuos, alcanzando a sumar 7 días completos en los que no les fue suministrado el servicio.
Asimismo, la Parroquia Juana de Ávila estuvo 506 horas sin servicio eléctrico, de las 720 horas en total que tuvo el mes de abril. Esta parroquia alcanzó a sumar 3 días completos en los que no contó con servicio eléctrico durante el mes de abril.
Para los habitantes de la ciudad de Maracaibo ya se ha vuelto insostenible la crisis, por lo que cada vez son más frecuentes las protestas en ocasión a los frecuentes cortes del suministro eléctrico. El miércoles 3 de julio se desató una protesta en las principales vías de la ciudad, al haberse sumado más de 50 horas sin electricidad en zonas como Pomona, Sabaneta, Socorro, La Pastora y la Circunvalación 2, debido a la explosión de la subestación Miranda, situada en la Circunvalación 1.
Del mismo modo, el miércoles 24 de julio vecinos de la Parroquia Juana de Ávila protestaron por falta de electricidad. Estas manifestaciones se han hecho presentes últimamente en cada rincón del estado Zulia, incluyendo la Costa Oriental, San Francisco y el Mojan que han sufrido fallas prolongadas de ausencia eléctrica.
Daños “colaterales”.
Entre las múltiples consecuencias de los frecuentes y excesivos cortes de electricidad se encuentran la alteración del sueño, dada la imposibilidad de dormir por calor y picaduras de mosquitos. Además, la crisis en el servicio eléctrico afecta la eficiente prestación de otros servicios básicos, como el agua potable dada la imposibilidad del bombeo que se traduce en la ausencia de este servicio.
Por otra parte, otro servicio afectado es el de telecomunicaciones, lo cual vulnera el derecho al acceso a la información, pues resulta imposible sintonizar canales de radio o televisión, y produce graves deficiencias en la señal telefónica y de internet.
Aunado a ello, las fluctuaciones o “bajones” dañan los aparatos eléctricos, los cuales dada la crisis económica que atraviesa el país son difíciles de reponer para el venezolano promedio.
Estos apagones deterioran la imagen personal y paralizan la rutina del ciudadano, como la jornada laboral y académica; tienen efectos negativos en el rendimiento, estado de ánimo y la salud mental de los ciudadanos. Todas estas situaciones traen como consecuencia el aumento del flujo de migrantes venezolanos.
Según la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en el informe sobre Venezuela del 5 de julio de 2019, ‘‘El desvío de recursos, la corrupción y la falta de mantenimiento en la infraestructura pública, así como la subinversión, han tenido como resultado violaciones al derecho a un nivel adecuado de vida, entre otros, debido al deterioro de servicios básicos como el transporte público y el acceso a electricidad, agua y gas natural’’.