La carencia del servicio de agua afecta las actividades en la Universidad del Zulia
La Universidad del Zulia (LUZ), concretamente en sus sedes de Maracaibo y Punto Fijo, es víctima de la carencia de servicios públicos. La falta de electricidad es de las más graves, pero el acceso de agua en todo el campus se ha agravado exponencialmente.
Desde el año 2014, LUZ reporta afectaciones en los servicios básicos que impide el normal funcionamiento de las actividades académicas; así se evidenció en un comunicado emitido por el Consejo Universitario de esa casa de estudios, en el que se plantea discutir alternativas a institucionales ante la crisis del suministro de agua.
Aula Abierta comprobó que en la universidad del Zulia no hay abastecimiento constante de agua. Una problemática que imposibilita la limpieza y desinfección de áreas potencialmente peligrosas para la salud, como son los numerosos baños que no pueden ser acondicionados porque no se dispone del líquido, jabón y desinfectantes.
A esto se añaden las áreas y drenajes asociados con laboratorios que trabajan con sustancias peligrosas que tienen impedimentos para realizar sus funciones de manera adecuada.
Incluso, son varias las motobombas que tienen servicio limitado para abastecer agua a diferentes departamentos del campus, baños, laboratorios, cafetines, comedores y áreas verdes, debido a que necesitan reparación, mantenimiento o han sido hurtadas sus partes y cableados.
Las numerosas áreas en desaseo y de drenajes sin mantenimiento sitúan a las instalaciones universitarias de LUZ en situación de emergencia sanitaria, por la potencial diseminación de enfermedades y la inutilización de recintos que son vitales para la docencia, investigación y extensión.
No solo la universidad, es toda la región
El acceso al agua es una temática que, desde noviembre de 2002, fue contemplada en el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (CDESC) de Naciones Unidas, a través de la Observación General Nº 15 sobre el derecho al agua. En Venezuela no se reconoce este derecho a pesar de que se cuentan con grandes reservas de agua dulce.
El problema del suministro de agua en el país tampoco recibe propuestas de solución adecuada por parte del Estado, mientras la población enfrenta desde hace años a la ineficiencia de un servicio que le genera afectaciones a la saludo y a la calidad de vida.
Los venezolanos no reciben el agua por las tuberías en sus casas, enfrentan diariamente la tarea de buscarla y trasladarla. La compra de agua en camiones cisternas se convirtió en una alternativa para la población desabastecida, debido a que no llega el servicio o si llega, no tiene las condiciones óptimas, es turbia con un color amarillento o marrón.
Esta situación afecta a la ciudadanía en general y constituye, por su alcance sanitario, una violación sistemática de los derechos humanos de todos los estratos de la población.
Desde el día del inicio del primer “gran apagón nacional” en Venezuela, en marzo del año 2019, la crisis de abastecimiento de agua se agravó progresivamente en la ciudad de Maracaibo, capital del estado Zulia.
Según el consultor experto José María de Viana, quien fue presidente de la empresa hidrológica de Caracas, Maracaibo es la ciudad venezolana con problemas más graves.
La capital zuliana no es la única ciudad de su estado padeciendo esta situación. Todo el Zulia está afectado y se evidencia en las constantes denuncias de sus habitantes.
En el estado Zulia, el suministro de agua depende principalmente de sistemas de bombeo que demandan mucha electricidad. Una de las principales fuentes de energía es el complejo hidroeléctrico del Guri en el estado Bolívar, el cual también padece una serie de innumerables problemas.
Según la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (CODHEZ), la crisis de prestación de servicios en la región sigue siendo crónica: “el limitado acceso al agua en el Zulia se agrava por la crisis eléctrica. Los zulianos se ven obligados a buscar y acarrear agua desde tomas ubicadas en calles, plazas o cañadas, o comprar agua suministrada por camiones cisterna a precios pagados en dólares”.
Asimismo, el Programa Mundial de Alimentos señaló que para febrero de 2019, el 40% de los hogares del estado Zulia presentó interrupciones recurrentes en el servicio de agua.
Para el año 2020, en el municipio Maracaibo, el agua era procesada a través de tres plantas de potabilización: planta Alonso de Ojeda (“Planta C”), “Planta B” y la planta “Wüinpala”. Estas generaban un umbral máximo de potabilización que sumaba alrededor de los 12.000 litros por segundo (LPS), los cuales eran aparentemente suficientes para cubrir las demandas de la población de la entidad. Esta realidad hoy en día se desconoce.
De igual manera, se estima que casi la totalidad de los desechos cloacales (aguas negras y grises) son vertidos en los cursos de agua sin ningún tipo de tratamiento previo. Una alerta a graves problemas sanitarios y ambientales.
Aunque Maracaibo tiene un mal estado del servicio, el área de la región más dramática por la carencia y calidad del agua sigue siendo la Guajira venezolana, ubicada al norte del estado Zulia.
En este contexto, Aula Abierta exige al Estado venezolano implementar inmediatamente un plan de emergencia efectivo con asignación de suficientes recursos económicos y la asistencia técnica apropiada para restablecer el servicio de acceso a agua potable en todas las regiones del país, sin recurrir a cortes abusivos que afectan a los ciudadanos, causando graves perjuicios a sus derechos económicos y sociales y un deterioro extremo de sus niveles de vida.
Otras exigencias y afectaciones están expresadas en el resumen ejecutivo: “Violaciones al derecho al agua potable en la Universidad del Zulia (LUZ)”.